GVH Internacional

Imagina a dos personas en el mismo punto de partida. Ana mantiene una actitud luminosa: “todo va a estar bien”, “aprendo de cada dificultad”. Bruno, en cambio, combina esa positividad con acción concreta: define metas, planifica, ejecuta y ajusta cuando es necesario. A primera vista, ambos parecen estar bien; sin embargo, sus resultados no son los mismos. Ana disfruta del aprendizaje, pero Bruno avanza y alcanza sus objetivos. ¿Qué diferencia hay en ambos enfoques?

Este contraste no es una crítica a la positividad. Al contrario, la positividad es un motor esencial para mantener el equilibrio y la claridad ante las dificultades. La clave está en sumar la proactividad: convertir ideas y emociones positivas en movimientos concretos que empujen hacia la meta.

Sin embargo, debes saber, que existe el peligro detrás de la positividad sin acción.

  • La ilusión sin resultados: sentir que “todo va a salir bien” sin tomar medidas puede generar estancamiento y frustración.
  • La zona de confort disfrazada de optimismo: la comodidad de estar bien donde estás puede impedir que explores opciones y tomes decisiones difíciles.
  • La energía sin dirección: la positividad es poderosa, pero sin un plan, esa energía tiende a disiparse.

En el contexto de GVH Internacional, ser positivo es invaluable para sostener tu resiliencia como líder, conferencista o coach. Pero lograr el éxito en tus proyectos, demanda acción consistente: capturar oportunidades, diseñar rutas de progreso y demostrar resultados tangibles.

La analogía del camino bloqueado

En un pasaje de un libro, un viajero avanza con el mapa en la mano y la fe de que llegar a destino es posible. De pronto, un árbol cae y bloquea el camino. ¿Qué haría un sujeto meramente positivo? Probablemente se quedaría pensando en el obstáculo, sintiéndose cómodo con la idea de que “la ruta fue así”. ¿Y un proactivo? Evalúa el entorno, consulta posibles desvíos, busca rutas alternas y continúa el viaje. No se rinde; adapta el plan y avanza.

Esta historia nos recuerda una verdad práctica: la realidad puede cambiar en un instante, y la verdadera fortaleza está en la capacidad de reajustar el plan sin perder el impulso.

¿Qué es la proactividad?

La proactividad es la acción anticipada y deliberada para avanzar hacia una meta, incluso frente a incertidumbres. No es actuar por actuar; es actuar con un propósito claro, evaluando riesgos, opciones y recursos. Cuando se combina con positividad, la mente permanece abierta, creativa y resistente, mientras las acciones son dirigidas y eficientes.

Para los coaches y conferencistas que se han certificado en nuestra academia, la proactividad se traduce en:

  • Definir metas específicas y medibles.
  • Diseñar planes de acción con hitos y fechas.
  • Anticipar obstáculos y preparar respuestas.
  • Medir resultados y ajustar estrategias.

Entonces, repasemos el poder detrás de combinar la positividad con la proactividad:

  • Motivación que se traduce en acción: la positividad sostiene la energía y la confianza para emprender el camino.
  • Acción con propósito: la proactividad canaliza esa energía hacia resultados concretos.
  • Resiliencia orientada a resultados: ante contratiempos, la pareja funciona como un sistema: aprendes, planificas y ejecutas de nuevo.

La experiencia de muchos profesionales demuestra que la simple positividad puede quedarse en la emoción; la verdadera transformación llega cuando esa emoción se traduce en hábitos, rutinas y proyectos completados.

manos acomodando engranajes, en metáfora a la proactividad

Cómo dar el paso: pasos prácticos y accionables

  1. Identifica a dónde te está llevando tu positividad: ¿qué resultados concretos obtienes al día o al mes?
  2. Añade proactividad a esa dirección: por cada intención positiva, define una acción específica de inmediato.
  3. Establece un mapa claro de metas: qué quieres lograr, en cuánto tiempo y con qué recursos.
  4. Crea desvíos posibles: ante un obstáculo, ¿cuál es la ruta alternativa? Practica el cambio de plan sin perder foco.
  5. Mide y ajusta: revisa resultados regularmente, celebra avances y corrige errores con rapidez.

Una forma simple de empezar: escribe una meta clave y, al lado, añade tres acciones inmediatas que puedas realizar hoy mismo para acercarte a ella. Repite el proceso para cada objetivo importante.

Conclusión: la pregunta que te impulsa

La diferencia entre ser positivo y ser productivo no es una dicotomía, sino una sinergia.

El verdadero éxito llega cuando tu positividad se traduce en acciones proactivas que te acercan a tus metas. Si combinas ambas fuerzas, no solo te sentirás bien; verás resultados concretos y sostenibles.

¿Estás listo para pasar de pensar en positivo a actuar con proactividad y transformar tus objetivos en logros?

  • Gladys Virginia, Coach.

Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *